Durante tiempos inmemoriales, el hombre ha vivido y vive con el convencimiento de que hay cosas que, simplemente, son imposibles que puedan ocurrir. La razón es el pilar básico del convencimiento, y esa razón es la que nos permite ver la realidad de las cosas. Bien es sabido que la razón y el sentimiento son conceptos que a menudo entran en conflicto; la razón trata de anular el sentimiento, el sentimiento simplemente abandona la razón.
A la hora de referirme al término "sentimiento" habría que concretizar más, hablamos de fe, de creer. "La fe mueve montañas" es el dicho que todos estamos acostumbrados a escuchar de padres y sobretodo de los abuelos y abuelas que no necesitan de libros para saber, pues han aprendido del tiempo y de la experiencia (buenos profesores sin duda).
Hace poco veíamos en la televisión que un austriaco había pulverizado no sé cuántos records al dejarse caer desde una altura inimaginable. "Eso es imposible" me atreví a decir al enterarme de la proeza que se produciría días después. Lo dije plenamente convencido, pues lo fácil era pensar que se dejaría la vida en el intento; seguramente Félix Baumgartner estaba convencido, y además creía que lo podía conseguir.
En el mundo del deporte estamos cada día más acostumbrados a ver cosas que parecen increíbles que hayan podido suceder. Un ejemplo es Rafael Nadal Parera que con 26 años ya es el mejor deportista español de la historia, y el mejor tenista sobre Tierra Batida que ha habido. Otro ejemplo es el de Fernando Alonso, piloto español de la escudería Ferrari, que pasado mañana se juega el Mundial de Automovilismo. ¿Conseguirá el título en Interlagos? Él cree que es posible....veremos cuál es la verdadera realidad.
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