El Alzheimer es una alteración
neurodegenerativa, que afecta a las neuronas y al tejido de ciertas partes del cerebro,
además conlleva una pérdida progresiva, pero constante, de acetilcolina, una compuesto vital para el funcionamiento cerebral. Ésta sustancia
permite que las células nerviosas se comuniquen entre ellas y está implicada en
actividades mentales vinculadas al aprendizaje, memoria y pensamiento.
Es difícil determinar quien va a desarrollar la
enfermedad de Alzheimer, puesto que se trata de una alteración compleja de
causa desconocida, en la que intervienen múltiples factores, como son: Edad
(suele afectar a los mayores de 60-65 años, pero también se han dado casos
entre menores de 40. La edad media de diagnóstico se sitúa en los 80), Sexo
(las mujeres lo padecen con más frecuencia, probablemente, porque viven más
tiempo), Herencia familiar (la enfermedad de Alzheimer familiar, una variante
de la patología que se transmite genéticamente, supone el 1 % de todos los
casos) Factor genético (varias mutaciones en diversos genes de la
proteína precursora de amiloide (APP), o en el de las presenilinas 1 y 2.
También podría asociarse con mutaciones en el gen de la apolipoproteína E,
implicada en el transporte y eliminación del colesterol), Factores
medioambientales (el tabaco se ha mostrado como un claro factor de riesgo
de la patología, al igual que las dietas grasas. Por otra parte, pertenecer a
una familia numerosa también parece influir en el riesgo de Alzheimer).
Dependiendo de la etapa en que se encuentre el
paciente, los síntomas son diferentes: en la fase Leve: el daño de la
enfermedad todavía pasa desapercibido, tanto para el paciente, como para los
familiares. La capacidad de juicio se reduce y tiene dificultad para resolver
nuevas situaciones y organizar actividades. Pueden aparecer signos de apatía y
aislamiento y cambios de humor; en la fase Moderada: ya no es sólo una
pérdida de memoria, sino también de capacidad de razonamiento y comprensión. En
esta etapa, el deterioro avanza con bastante rapidez y por último, la fase
Grave: todas las áreas relacionadas con la función cognitiva del paciente
se encuentran afectadas. Pierde la capacidad para hablar correctamente. No
puede reconocer a sus familiares y amigos; ni siquiera se reconocen a ellos
mismos. La desorientación es constante, los pacientes más graves se olvidan de
andar y sentarse y, en general, pierden el control sobre sus funciones
orgánicas. Se olvidad de hechos recientes y lejanos. Permanecen horas inmóviles
sin actividad, y generalmente no pueden andar. Dejan de ser individuos
autónomos y necesitan que les alimenten y les cuiden. Gritan, lloran o ríen sin
motivo y no comprenden cuando les hablan y tristemente, muchos de ellos acaban
en estado vegetativo.
Pero
el Alzheimer no es sólo esto, es la pérdida de todos tus recuerdos, de tu
infancia, de tu juventud, de tu familia, de tu chica…de tu vida, y eso es muy
complicado de comprender y mucho más de explicar.
Álvaro Molina @AMolinaR90
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